Puerto Rico? Presente!
Santo Domingo? Presente!
Cuba? Presente!
México? Presente!
Sudamérica? Presente!
Centroamérica? Presente!
Puerto Ricoooooooo
Ya tú sabes
Sigan bailando mi gente (x7)
Qué es lo que quiere esa nena - El General
Acabo de regresar
con una amiga de la costa de Florida y créanme que más allá de disfrutar del
sol, la arena y el mar, la satisfacción más grande fue sentir que cuento con una
nueva amiga, acá en los Estados Unidos.
Se trata de
Camila, de nacionalidad uruguaya, recién casada con Martín quien está cursando
el segundo año de un programa de magister. Coincidimos porque nuestras parejas
son compañeros y a pesar de que sólo nos habíamos visto un par de veces, cuando
se nos presentó la oportunidad de arrancarnos por un fin de semana, la verdad
es que no lo pensamos dos veces y nos embarcamos en esta nueva aventura. La
idea era dormir en el avión porque ambas estábamos agotadas (sobre todo ella,
que se pasó prácticamente el día completo en el cielo al hacer
Uruguay-Washington y dos horas después Washington-Carolina del Sur-Florida),
pero lo cierto fue que no pudimos parar de hablar hasta llegar al destino
soñado a eso de las 4 AM.
Si hubiesen
podido, las personas a nuestro alrededor nos abrían lanzado desde la ventana hacia
abajo -con cierta razón- porque soy consciente de que parecíamos dos cotorras insoportables
que se reían y hablaban como unas desenfrenadas… Y es que así estábamos.
Atoradas de ganas de expresarnos y compartir “a la manera latina” el cariño en la
conexión con el otro y que muchas veces no nos damos cuenta de lo arraigado que
se encuentra en la piel. Acá en Estados Unidos la diferencia ha sido abismal y
sin un ánimo de cuestionar la idiosincrasia “americana”, los códigos
relacionales distan mucho de los nuestros.
Por ejemplo, ella
me cuenta que ya va a cumplir un año y que lamentablemente ya se dio por
vencida a la ilusión de poder hacer amigos locales, como era su anhelo al
momento de desembarcar a este país. Porque al igual que para la mayoría de
muchos inmigrantes, el secreto (y no tan secreto) mandato social, es que sólo
puede considerarse a la persona que vivió afuera, cuando ésta ha sido capaz de
entablar vínculos con las personas del país. Sino, es como que nunca saliste de
tu zona de confort o de aquello que siempre conociste.
Quizás el aspirar
a tener más redes locales, sea una especie de fantasía de integración, pero
como sea, son cuestiones que con el tiempo van pesando cuando se ven
frustradas. Como si ya no fuera pesada la maleta que se carga al momento de
partir, muchas personas sufren de ver que por más que se esfuerzan por romper
el latino cascarón, se mantienen en un margen social que desde afuera parece
casi imperceptible. Nadie lo nota porque te ves feliz en las fotos, visitas
lugares nuevos, puedes estar con tu pareja… pero la verdad es que el factor
común de todos nosotros es la falta de amigos.
- –Para
estar sólo con latinos, me quedo en Uruguay y “ta” (ya está)– Le decía a
Martín cuando le proponía ir a alguna escuela de merengue o salsa.
Pero después de
haber ingresado a la compañía que la contrató como ingeniera en informática,
encargada del desarrollo de aplicaciones digitales, su perspectiva cambió
radicalmente. Al principio, intentaba quedar con sus compañeros a almorzar o
armar algún panorama el fin de semana, pero terminó por agotarse tras recibir
una tras otra declinación a sus invitaciones.
-
No sé
yo no lo entiendo. Prefieren comprar algo para comer y pasarse la hora de
colación sentados en sus cubículos en frente de la computadora.
A mi se me
aprieta el corazón de escucharla porque al igual que ella yo sé lo que es tener
una red de amigos entrañables con los cuales compartir tu mundo y un sin fin de
experiencias de vida. Si yo vivo conectada a ellos, pensándolos, enviándoles
mis energías aunque no hablemos todos los días. Y sé que es mutuo.
Al bajar del
avión y llegar a destino, nos sentimos mucho más en sintonía. Ya me habló de su
amiga María (con la que se conoció desde que estaban en la panza de sus madres),
de su amiga modelo que tiene un gato al igual que ella y que está regresando de
estudiar un año en Inglaterra, de su tía joven que es como una hermana más… en
fin. Básicamente, de todos sus afectos.
Nada más poner un
pie en Florida… ya se siente el sabor latino. Y qué maravillosa experiencia que
vivimos. Además del calor natural del clima que abraza las costas de Fort
Lauderdale y Miami por donde nos movimos, las personas te miran a los ojos, te
sonríen y sin importar quién eres o dónde vives, abren conversaciones con la
misma naturalidad que respirar o pestañar. Residentes de Puerto Rico, Cuba, Colombia,
Venezuela, Costa Rica y toda américa sabrosa nos abrazaron durante este fin de
semana para recordarnos que la vida es maravillosa y que nuestra identidad es
así. Fue una confirmación y una validación a nuestra idiosincrasia y raíces. Sobre
todo agradecer en el alma el carácter y la manera de ser que tenemos:
expresivos, con mil amigos y “de piel”.
Son muchas las imágenes
se me pasan por la cabeza al recordar ese fin de semana inolvidable, como
cuando me maquilló al Kardashian style para ir a una fiesta y que durante la
fiesta tuvimos que arrancar de todos los ancianos de más de 70 años que nos perseguían
para invitarnos un trago. O cuando arrendamos un auto y que casi nos chocan por
ir gritando (porque no era canto) el último disco de la Beyoncé. Y es que al
intentar cambiarme de pista, no vi el auto que se me venía encima por el punto
ciego del retrovisor.
Eso era exactamente
lo que buscábamos sin declararlo abiertamente. Ahí tuvimos la respuesta.
Después del primer día, sólo fue disfrute. Porque en definitiva, nos
reconectamos con quiénes somos y qué necesitamos. Yo creo que esa es una gran revelación
que libera el alma.
Hoy Cami está
regresando de lo que fue su primera visita a su país después de haber partido y
se da cuenta del profundo impacto que esta experiencia le ha significado para
su vida. Y a pesar de que sufre porque al igual que yo se siente sola, la
enseñanza más grande es constatar en la piel que sus amigos están y seguirán
estando para siempre. Durante la semana que estuvo en Uruguay, salieron de
baile, tomaron mates y abrieron conversaciones entrañables. Quizás eso era lo
que también fue a buscar para poder cerrar en paz lo que había quedado abierto
y sin sanar cuando se embarcó en esta aventura. Porque a diferencia de la
última vez que dejó su país, llena de lágrimas y cuestionamientos por la pérdida de sus
afectos… Hoy se da cuenta que los vínculos que construyó durante su vida, son
indestructibles. Al igual que yo con los míos.
Puede que ahora
queramos tener más amigos y redes de contención, pero sabemos que ES ESO y que
quizás tome más o menos tiempo, pero tarde o temprano llegará. En mi caso
personal cuento con Deneb, mi preciosa amiga cubana y ahora con Cami. Y me
siento muy feliz por saber que están a mi lado para acompañarnos en esta nueva
etapa.
Amiga, me caló hondo este post. Viviendo la situación inversa, extranjera en Chile, y es igual de difícil !
ResponderBorrarMe imagino que debe serlo. Y pensar que llevas años por allá. Te mando un abrazo inmenso en la distancia y pienso en qué misteriosas coincidencias del destino hicieron que nos conociéramos y hoy podamos ser amigas. Te quiero Lau :)
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