¡Sientan la música! Y
si esta se detiene no significa que ustedes lo pueden hacer ¡Vamos! ¡Arriba!
No se muevan como
autómatas… ¡Esto es mitad técnica y mitad actitud!
Si se equivocan con un
paso ¡No importa! Ustedes disimulan agitando la cabeza, moviendo su pelo,
haciendo un giro, levantando una pierna… Y nadie lo va a notar.
Pero no se olviden:
¡La cara también vende!
Y cuando les pregunten
en la calle ¡Ay! ¿Por qué haces eso?
Bueno ustedes les
contestan: ¡Pues porque puedo!
Nos desafía el gran Matías Keller con su ímpetu
característico, mientras enseña una coreografía al ritmo de Beyoncé. Cada día nos
sorprende con una nueva rutina, con lo cual sus clases nunca pierden el nivel
de exigencia y desafío constante. Jamás hubiera pensado que me animaría a
aprender un baile tan desenfadado como el Twerk, en donde la liberación de las
caderas y en particular el trasero resulta ser la clave de todo ¡Y me encanta!
Hay algunas personas que consideran esta práctica como
indecente e incluso hay un montón de “memes” circulando en la web en contra de
quienes lo hacen, ya que los movimientos son semejantes a los que se realizan cuando
tienes sexo y más intensificados aún. En resumidas cuentas, esta disciplina
incluye el abrirse de piernas completamente, quebrar la espalda, agitar la
cabeza y la pelvis mientras estás en cuatro patas sobre el suelo. Pero dejando
a un lado los prejuicios y esquemas morales, qué bien que se siente el derroche
de fuerza femenina que se libera a raudales durante la hora que dura cada
clase, mientras agitas el trasero con una intensidad tal, que pareciera que se
te va a desatornillar. Al principio me daba mucha tentación de risa mirarme en
el espejo que cruza la sala, sobre todo por mi tosquedad y rigidez en contraste
con el resto de las chicas, pero poco a poco fui dejando a un lado la sensación
de ridículo para abrazar la liberación y la provocación también.
A mí siempre me han maravillado las personas que llevan la
gracia para moverse en la sangre. Esas de que ritmo que les pongan, ritmo que
te bailan, así como si hubiesen nacido danzando… Quizás escucharon música
cuando estaban en el vientre materno o tuvieron el privilegio de participar en
alguna academia de ballet o danza cuando pequeños. Pero como sea, es una virtud
que he admirado desde que tengo uso de razón y como soy de esas que se levanta
con música y duerme con ella, yo también siempre estoy bailando: mientras
ordeno, cocino o me arreglo para salir.
Quizás ese fue el motivo por el cual me impactó tanto cuando
vi por primera vez a la española Irie Queen dejando literalmente “todo” en la
pista y lo que me llevó a buscar en la web qué escuelas se impartían acá en
Santiago. En realidad, animada por soltar el cuerpo, yo estaba motivada por aprender
reggaeton, bachata, dembow, break dance o sexy style. Casi siempre sigo algún tutorial
para aprender un pasito nuevo y eso hacía hasta que inesperadamente me encontré
con estos movimientos que me cautivaron completamente.
Por un momento me sentí como el clásico de Emociones Clandestinas que dice: “Ha salido un nuevo estilo de baile… Y yo no lo
sabía”. Descubrí que es el baile del momento y se está ensayando en todo el
mundo. Las grandes celebrities como Beyoncé, Rihanna o Nicki Minaj lo han ido
masificando hasta tal punto que ya es considerado prácticamente como una rutina
fitness. Y la verdad es que con una clase de una hora, se pueden quemar más de
500 calorías, además de tonificar la zona abdominal, muslos y sobre todo
glúteos. Esto porque incluye muchos movimientos equivalentes a las estocadas,
squats y rutinas en donde tienes que mantener el abdomen duro y el culo
apretado por largo rato para no perder equilibrio y caer al piso. De hecho, en
youtube puedes encontrar interesantes tutoriales como las lecciones de Twerkout
que desarrolló la diva Lexy Panterra y que hoy la tienen en la cúspide por ser
una de las primeras en atreverse a enseñarle a mover el trasero a todas las
mujeres en el mundo.
Así es que con mi nuevo objetivo entre ceja y ceja, encontré
el sitio de Twerkit Chile en Facebook y llegué a mi primera clase una calurosa
tarde de martes, a eso de las 7:00 PM. Iba nerviosa, no sabía a quiénes
encontraría y si sería capaz de coordinar algo. Lo único que tenía claro es que
yo quería intentarlo. Llegando a Manuel Bulnes esquina con Martínez de Rozas,
me bajé del taxi y siguiendo la numeración hasta el 850 entré por un galponcito
que no tenía mayor branding que la pintura coloreada de la entrada. Caminé por
un pasillo oscuro hasta que me asomé a la gran sala de baile y en ese momento,
sentí que confirmaba toda la motivación que me había atraído hasta este lugar.
Unas veinticinco mujeres moviéndose de manera sexy al compás
de la música y sin ningún tipo de inhibición. El profesor y quien orquesta todo
lo que ocurre sobre la pista, es el que las anima y seguriza, corrigiendo las
posturas y sabiendo respetar los tiempos de cada una, ya que es consciente de
que algunas somos más reprimidas o tiesas que otras. Por la soltura que
demostraban, sobre todo las que se ubicaban más adelante, se diría que llevaban
la vida entera practicando. Pero sin duda que eso no era relevante. En este
rectángulo por sala, somos todas horizontales. No importa la edad, quién eres,
ni mucho menos el estado físico que tengas. Nadie mira a nadie con ojos
juzgadores, si estás más gorda, más flaca, si tienes trasero, si eres plana, si
tienes estrías o celulitis… ¡Da igual! Acá lo importante es liberar al cuerpo
de la mente y expresarse de una manera tal que pareciera que se despertaran los
ancestros africanos que llevamos en los genes humanos.
Tal vez por fin estamos aprendiendo a conectarnos con la
mujer salvaje que llevamos en nuestro interior y que por años permaneció
relegada en un segundo plano. Aunque no lo parezca a simple vista y se confunda
con una rutina más dentro del amplio paisaje con ofertas de gimnasia aeróbica,
en este espacio se expelen altas dosis de liberación, sabiduría más instintiva
y liderazgo matriarcal. Definitivamente que acá es un privilegio ser mujer y el
sentirse femenina, un requisito para poder moverse al ritmo de la música. Yo
pienso en el chakra raíz, la fuerza creadora que es donde se origina la vida.
Por tantos siglos se ha reprimido al cuerpo y hoy a partir de este tipo de
expresiones podemos volver a conectarnos con esta energía vital para
disfrutarla y por qué no llevar un estilo de vida más saludable. Si al final el
resultado es el sentirse libre y bello, sin dudas que el efecto sanador sobre
el organismo es tremendo.
Pareciera ser que atrás han quedado los estereotipos de la
androginia, donde mejor era ser lo más flaca y plana posible. Hoy todas buscan
de la manera que sea potenciar sus curvas y desarrollar el lado femenino a
raudales. De referentes como Kate Moss nos hemos desplazado hacia las hermanas
Kardashian, donde más allá de un rostro perfecto y la máxima delgadez posible, hoy
se valora mucho más la presencia de caderas y sobre todo, el ser sexy a partir
de la belleza personal. Y la oferta de tutoriales estéticos publicados en las
redes, te abren un universo de posibilidades para lucir mejor potenciando al
máximo tus atributos. Desde uñas con diseño, maquillaje para la ocasión que
sea, peinados, tinturas, moda… hasta el infinito.
Me gusta pensar que esta es la dirección: mujeres
empoderadas pero ya no añorando el liderazgo masculino, sino que desde el trono
del arquetipo de la “emperatriz” -o de la “mujer salvaje” para la psicoanalista
Clarisa Pinkola-, aquella que dice y hace derrochando sensualidad, aplomo y
altas dosis de belleza. Y precisamente desde ahí sale adelante para habitar al
mundo desde este otro lugar.
Así es que estas últimas semanas han sido de mucha
revelación. Y lo seguirán siendo porque a pesar de que las clases se terminan
hasta el mes de abril por temas de agenda del profesor, durante marzo comienza
el ciclo de Dancehall Queen. Así es que a modo de cierre, el próximo domingo se
realizará un seminario abierto para todas las interesadas en aprender. Como acá
la creatividad converge con el erotismo, todas las chicas se preparan para
ensayar caracterizadas con algún animal que mejor las represente. Así es que se
imaginarán cómo arde el whatsapp del grupo… las más osadas han hecho sus
propios diseños de maquillaje y uñas en versión “animal print”.
Por mi parte, últimamente he incorporado nuevas palabras a
mi vocabulario que corresponden a mis próximos desafíos y que no son más que los
nuevos pasos y giros que estamos aprendiendo: wave, wine, shake y jiggle…
Sinceramente, aún no sé cómo voy a lograr que mis caderas se suelten completamente
para alcanzar la anhelada independencia con respecto al resto del cuerpo… Y
sufro de verme como robot en los videos que se suben a las redes… Una amiga me
dice que esto me pasa porque tengo el perfil “medallita de oro” y siempre
quiero hacer todo bien a la primera. Yo me río por cómo me sacó la foto. Así es
que a pesar de que a veces me angustie, luego me acuerdo de que lo estoy
intentando y que la perseverancia hace al maestro… y se me pasa =P